Poni huérfano trata a un osito de peluche como si fuera su madre y a la gente se le salta la lagrimilla
Jul 27, 2020 by apost team
Los rescatadores que trabajan para el Parque Nacional de Dartmoor, en Inglaterra, se quedaron desconsolados cuando descubrieron un pequeño poni abandonado. El poni se había desplomado y no podía levantarse porque se encontraba en un nivel avanzado y grave de deshidratación. Sin mamá a la vista, los rescatadores sabían que tenían que tomar medidas para poder salvar la vida del pobre poni.
Breeze, el poni rescatado, se recuperó por completo, pero eso sí, se quedó sin madre. Tras su rescate, el pobre animalito encontró consuelo en un oso de peluche gigante.
Tan rápido como pudieron, transportaron al animal enfermo y asustado a un santuario para caballos ubicado en Devon, Inglaterra. Afortunadamente, el poni pudo ser cuidado hasta que recuperó su salud y se le dieron antibióticos para tratar su enfermedad. Cuando ya se encontró mejor de salud, los rescatadores decidieron poner al lindo poni el nombre de Breeze.
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Una semana después de ser rescatado, ya estaba mucho mejor. Pero todavía le faltaba algo, pues el poni estaba muy deprimido. Si eres como la mayoría de la gente, cuando eras todavía peque, te sentías mejor con juguetes y peluches. Podemos dormir con ellos para consolarnos, y hacen que la soledad y la ansiedad que causa el estar separados de nuestros padres sean mucho más tolerables.
Resulta que los rescatadores descubrieron que los animales también aman los peluches. Para consolar al poni abandonado, la gente que lo rescató decidió regalarle un gran osito de peluche para tratar de levantarle el ánimo. Para su sorpresa, Breeze rápidamente le cogió cariño a su peluche y lo empezó a tratar con dulzura y amor, igual que haría con su propia madre o hermanitos.
A Breeze le encantaba acurrucarse en el regazo del peluche y, a menudo, se echaba unas siestas con el oso, lo que sin duda le reconfortaba y le hacía sentirse menos solo. Por suerte, fue capaz de usar este oso como una herramienta para relajarse y para sentirse cómodo en su nuevo entorno. Después de un mes de estar en el santuario, los rescatadores notaron que la depresión de Breeze había mejorado notablemente, y ya se había convertido en un pequeño poni feliz y activo al que le encantaba jugar con los otros animales del santuario.
Su personalidad comenzó a desarrollarse y se convirtió en un tontito amante de la diversión. Aunque tuvo un comienzo difícil en la vida, estos rescatadores lo cambiaron todo para este afortunado poni, y ahora crecerá hasta llegar a ser un poni feliz, saludable y amado.
¿Qué piensas de la historia de Breeze? Cuéntanoslo todo, y dinos qué te ayuda a sentirte mejor cuando sientes que la soledad se apodera de ti. ¡Asegúrate de compartir esto con todos los amantes de los animales que conozcas!