La niña murió en una trágico accidente, pero su tierno corazón salvó la vida de otro niño
Mar 20, 2019 by apost team
Una de las cosas más desgarradoras que podemos llegar a vivir, es ver cómo el alma de un niño inocente se va de nuestro lado. Seamos o no parte de la familia, esas cosas nos dejan un profundo sentimiento de desolación.
La tristeza que nos deja la muerte de un ser querido es algo que no podemos explicar con palabras. Ahora, imaginemos por un momento que se trata de la muerte de una personita cuya edad se expresa con un solo dígito. Ningún ser humano puede ser indiferente a un dolor como ese.
Pero dicen que todo pasa por algo. Keira Ball, de apenas 9 años de edad, era una niña británica cuya vida se vio interrumpida en 2017. Su historia fue reseñada en el Daily Mail, donde revelaron que la familia de Keira sufrió un terrible accidente automovilístico. Tuvieron que hacerle frente a una devastación que no puede describirse con palabras.
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El accidente dejó a la madre y al hermano de Keira al borde de la muerte. Pero la pequeña Keira se llevó la peor parte, porque el accidente la dejó en muerte cerebral.
Los médicos la mantuvieron en cuidados intensivos a pesar de la situación, a manera de cortesía con la familia. Joe Ball, el padre de Keira, se vio en la difícil situación de tener que tomar una decisión cuando el equipo de donación de órganos se le acercó. Le preguntaron si a la familia le gustaría donar los órganos de Keira para salvar otras vidas.
"Sólo miré a Keira y pensé: "Si le hubieran preguntado eso a ella, estoy seguro de que habría dicho que sí'", le dijo a la BBC. Su madre, Loanna, estuvo de acuerdo.
"Es trágico. Es muy doloroso que hayamos perdido a Keira. Pero lamentablemente, no había nada que se pudiera hacer para salvarla. "Y el hecho de que mi pequeña haya podido salvar a otras cuatro personas, es algo totalmente asombroso".
Joe decidió aceptar, pensando en lo que hubiese preferido su hija. Su madre, Loanna, también habló con el grupo y accedió a donar los órganos. Loanna explicó que Keira era una joven amable que se alegraría de ver a otras personas beneficiarse de su generosidad.
Aunque fue una decisión difícil, porque se trataba de los órganos de su hijita, tenían que tomar la mejor decisión desde el punto de vista humano. Joe no podía entender que los médicos entraran al salón con contenedores de preservación de órganos, para llevarse los órganos de Keira, pieza a pieza.
Su corazón, sus riñones, su hígado y su páncreas fueron extraídos para servir otros propósitos. Uno de los favorecidos fue Max Johnson, un niño de 10 años.
El corazón de Keira ayudó a salvar a Max, que sufría cardiomiopatía, una afección que hace que el corazón se agrande. Max estaba luchando por su vida. El niño de apenas 10 años declaró que ya había aceptado que iba a morir. Pero el corazón de Keira ayudó a revertir esa triste situación.
"Honestamente, ya estaba mentalmente listo para morir", le dijo Max a la BBC. "No pensé que iba a poder sobrevivir".
Max se reunió con la familia Balls como muestra de gratitud por haberle dejado llevar el corazón de su hija. Incluso le puso un nombre al corazón: "Kax", derivado de unir su nombre con el de Keira.
Esto le cambió la vida a la familia, porque desde entonces han estado al frente del movimiento en apoyo a la "Ley de Max y Keira", que busca que la donación de órganos se convierta en un proceso de consentimiento automático en Gran Bretaña. Eso ayudaría a salvar muchas vidas.
La historia de Keira es la de una tragedia que se convirtió en una bendición. ¿Qué harías tú en una situación similar? Comparte esta historia con tus contactos, y pon tu granito de arena para hacer del mundo un lugar mejor.