Para la persona que me destruyó emocionalmente
Abr 05, 2019
Imagina a una mujer joven, acostada en su cama a altas horas de la noche, tratando desesperadamente de contener las lágrimas que siguen cayendo. Ella no quiere ser el estúpido cliché de la chica que llora toda la noche por un chico.
Hace todo lo que puede para pensar en otra cosa, cualquier cosa que le ayude a mantener a raya lo que siente. Su mente no coopera a pesar de su desesperación, así que trata de confrontar los pensamientos y las emociones que tiene.
Nada tiene sentido, pero hace lo que puede para tratar de racionalizar todo lo que le ha pasado. Solo quiere cerrar el ciclo para superar este rompimiento que ha sido como un infierno para ella, pero ese cierre simplemente no vendrá.
Esa mujer era yo, hace no mucho tiempo. Ese escenario fue mi rutina por incontables noches de insomnio que pasé pensando en ti y en la relación que compartimos. Yo era esa mujer, sintiéndome perturbada, emocionalmente abatida y rota.
Sentía como si no hubiera salida, y no sabía cómo seguir adelante. Pasé muchos meses sintiendo como si no valiera nada, todo por ti.
Fui yo quien pasó mes tras mes sintiéndome terrible porque nada de lo que hice fue suficiente para ti. Soporté meses de que no me dieras nada de lo que necesitaba: amor, atención, seguridad y cuidado, a pesar de hacer todo lo que estaba en mis manos para hacerte feliz. No importaba lo que hiciera, siempre encontrabas fallas. Me diste por sentado aunque estaba lista y dispuesta a renunciar a todo lo que tenía para ti.
Aunque me hiciste pasar un infierno, no te odio.
Hoy en día, ya no estoy enojada, molesta o amargada. En vez de eso, soy libre. Libre del control emocional que solías tener sobre mí. Sorpresivamente, ahora estoy agradecida por el tiempo que pasamos juntos. Las lecciones que aprendí me han cambiado como persona de muchas maneras. Ya no soy la mujer de antes.
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Pasaste meses manipulándome y maltratándome. Te llevaste todo lo que tenía hasta que ya no había nada más que tomar, y después me desechaste. En ese tiempo, pensé que era porque yo había fallado: que eras tan terrible conmigo porque no te estaba dando lo que necesitabas.
Ahora sé que los problemas nunca fueron por mi culpa. No había nada que pudiera hacer para hacerte feliz. Siempre fue por tu culpa. Tú eras el que tenía demonios y problemas que necesitaban atenderse. Tú eras el tóxico. Tú eras el problema. No era yo.
Ahora siento que estoy emergiendo lentamente de nuevo en la sociedad después haber viajado al infierno de ida y vuelta. Ya no soy tu prisionera emocional. No soy la mujer que conociste; ahora soy fuerte, segura e inteligente. Merezco mucho más de lo que tú podrías haberme dado.
Gracias a ti, sé que siempre debo pedir respeto.
Sé que nunca debo aceptar menos de lo que sé que valgo. Ahora sé que merezco a alguien honesto y respetuoso. Ahora sé que una pareja debe mostrar gratitud y apreciación por todo lo que hago por la relación. Tengo que agradecerte por eso. A pesar de todo, estoy agradecida por eso.
Un día estaré con alguien que me levantará en vez de destruirme todos los días. Estaré con alguien que su prioridad será mi felicidad y bienestar por encima de todo. Alguien que me ayude a superar mis inseguridades y miedos.
Estaré con alguien que nunca se aproveche de mis debilidades para su beneficio personal. Estaré con alguien que realmente será mi otra mitad. Alguien que no puede esperar por verme al final del día y que odie estar lejos de mí. Alguien que me anime a ser mejor persona y me fortalezca.
Ahora lo sé; gracias a ti, estaré con alguien que me ame.
¿Te sientes identificada con esta mujer? ¡Comparte este mensaje de empoderamiento con tus amigas!