Nadie quería a ese gato, pero ella lo abrazó. Y el minino supo agradecerle el gesto.

Ago 20, 2019

El amor debe ser incondicional. No debería basarse en el aspecto de alguien, y no debería importarnos que el resto de las personas estén satisfechas o no con la apariencia externa de nuestra pareja. Aunque todos sabemos que no debemos juzgar a los demás por su apariencia, no siempre extendemos esa misma idea hacia los animales. A muchos nos gustan los animales que tienen una bonita apariencia, pero también muchas personas se alejan de los animales que tienen deformidades o enfermedades.

Érase una vez un gato llamado Valentino, que era tan feo que nadie lo quería tocar. Cuando lo rescataron de la calle, tenía casi todos los defectos físicos que nos podamos imaginar: estaba raquítico, tenía el pelaje cubierto de sarna, y sufría de una terrible infección ocular. Hasta el ser humano más compasivo hubiera preferido mantenerse alejado de Valentino, ya que el instinto natural de todos los seres humanos nos obliga a distanciarnos de la enfermedad.

Sin embargo, Valentino se sentía muy solo, y los trabajadores del refugio podían darse cuenta de ello. Es verdad que cuando lo rescataron no era más que un sucio gato callejero, pero en su corazón había una adorable mascota que anhelaba recibir un abrazo.

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Cuando lo encontraron en la calle, a Valentino lo llevaron a un refugio de animales. Poco después, apareció una amable voluntaria llamada Elaine Seamans. Cuando Elaine pasó por la jaula de Valentino, el gato sacó su pata por entre las barras y la alcanzó, acompañando el gesto con un pequeño maullido.

Cualquier persona se hubiera sentido desanimada por su fea apariencia, pero Elaine sintió una profunda tristeza por la difícil situación del gatito. Así que abrió su jaula y lo recogió, llevándose en sus brazos al gato que nadie quería.

Aunque no llevaba guantes de látex ni equipo de protección, Elaine estaba demasiado conmovida, pues había logrado ver más allá de la apariencia externa de Valentino, y ya no podía dejarlo solo. El gato tenía el aspecto de una criatura salvaje, pero no tuvo ningún problema en fundirse en los brazos de Elaine como un gatito pequeño. Apoyó su cabeza contra el hombro de ella y empezó a ronronear. Se hizo evidente que lo único que quería era recibir afecto. "Tenía que sacarlo de allí", le dijo Elaine a The Dodo.

Por fortuna, Elaine tiene algunos amigos en altos cargos. Su amigo Toby dirige "Leave No Paws Behind", un refugio que tiene la política de no sacrificar a los animales que rescata. La organización decidió apostarlo todo por Valentino. Hoy, el dulce gatito ha recibido la atención médica que tanto necesitaba.

Ahora Valentino se convirtió en un apuesto galán, y no se parece en nada al gato feo que alguna vez fue. ¡Pásale esta historia a alguien que necesite recibir inspiración el día de hoy!