Los fans quedaron impresionados con la pérdida de peso de Amy Slaton, la estrella de "Las hermanas de 300 kilos"

Jul 15, 2023

La serie "Las hermanas de 300 kilos", del canal de televisión TLC, se ha convertido en el pecado culposo de mucha gente. La serie sigue las vidas de Amy y Tammy Slaton, hermanas que una vez llegaron a pesar más de 450 kilos entre las dos y que dependían la una de la otra. El programa mostraba las dificultades por las que pasaban las hermanas a causa de su obesidad mórbida y también mostraba cómo buscaban su propio camino hacia la salud y la felicidad.

Al igual que "Kilos mortales", "Las hermanas de 300 kilos" cuenta con un gran número de seguidores, los cuales animan a Amy y Tammy a perder peso y a superar otros obstáculos de su vida, sobre todo los relacionados con su salud. Mucha gente aprecia a las hermanas por su sentido del humor y por la relación que tienen entre ellas, pero otras personas han hecho hincapié en lo poco motivadas que parecen estar para cuidarse y tomarse en serio su salud.

A lo largo de cada temporada, ambas hermanas intentan comer más sano y hacer más ejercicio para tener más posibilidades de disfrutar de una vida más feliz, saludable y larga. Cuentan con la ayuda de profesionales de la salud que las orientan y aconsejan para controlar su peso, que a menudo está al borde del peligro médico. Sin embargo, sus viajes están llenos de altibajos, con muchos casos en los que ceden a su adicción a la comida para decepción de sus médicos, así como de ellas mismas.

Aunque Amy comenzó la serie siendo la más "delgada" de las dos, su motivación ha variado mucho. Sin embargo, una diferencia importante es que Amy, que está casada, estaba decidida a quedarse embarazada, un objetivo que solo podía lograr si bajaba de peso.

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El programa "Las hermanas de 300 kilos" se emitió por primera vez en enero de 2020. En la explosiva introducción, Amy y Tammy, antes de pedir asesoría médica para someterse a una operación bariátrica, tuvieron que ir a pesarse en la báscula de un depósito de chatarra, ya que ninguna otra les servía. Amy pesó 184 kilos, mientras que Tammy pesó 274. En un momento particularmente emotivo, ambas mujeres empezaron a llorar al ver los números que aparecían en la báscula. Sin embargo, voltearon a verse y entendieron que, a pesar de su consternación, al menos no estaban solas. Se tenían la una a la otra, comprendían su dolor y estaban encaminadas hacia una vida más sana.

Las hermanas Slaton han pasado por algunos sustos de salud a lo largo de los años. Durante la pandemia, Tammy dio positivo al COVID-19, según Distractify. Ella misma explicó la gravedad de la situación: "Estaba con 15 litros de oxígeno y ahora estoy con tres".

Tammy también pasó por un susto cuando terminó hospitalizada y conectada a un respirador artificial. Además, la sometieron a un coma inducido cuando su cuerpo empezó a debilitarse. Amy contó que toda su familia entró en pánico cuando notaron que Tammy estaba dejando de respirar, lo que provocó una inmediata carrera a la sala de emergencias. "Dejó de respirar" y "su cuerpo se apagó", recordó Amy. En el hospital le practicaron una traqueotomía. Aunque se recuperó, la angustiosa experiencia le enseñó algunas lecciones de vida muy valiosas.

"Mi experiencia cercana a la muerte me enseñó a no dar la vida por sentado", reconoció Tammy en una entrevista con People. "Ahora vivo mi vida como quiero y no como los demás quieren. También me he vuelto más tranquila. Me esfuerzo más por no enfadarme tan fácilmente y trato de encontrar una forma de superar la situación".

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Las hermanas han tenido varios problemas entre ellas a lo largo de la serie de televisión. a href="https://www.instagram.com/queentammy86/?hl=en">Tammy

ha criticado a Amy un puñado de veces. Más concretamente, una de esas veces fue cuando toda la familia fue a un parque de diversiones. Tammy estuvo de mal humor todo el tiempo y solo se unió al resto de su familia cuando llegó el momento de cenar.

La familia decidió conseguirle una silla de ruedas eléctrica a Tammy, pero ella se negó a usarla, alegando que prefería usar la mecánica. Entonces expresó sus sospechas de que sus familiares solo querían darle la silla eléctrica para no tener que empujarla más. En las redes sociales, los fans del programa opinaron sobre el comportamiento "irracional" de Tammy.

En Twitter, un seguidor dijo lo siguiente: "Parece que a Tammy le molesta que la silla de ruedas eléctrica le facilite las cosas a su familia. ¿Qué tan egoísta puede llegar a ser una persona?".

Está claro que las hermanas Slaton han pasado por muchos altibajos en sus vidas.

Durante la serie, muchos fans han señalado que Amy parecía estar progresando mucho más que su hermana. Los fans han animado a las dos y han mostrado su preocupación por los momentos en que aparentemente se desviaban de su camino. Nunca sabremos hasta qué punto el apoyo del público ha ayudado a las hermanas en sus objetivos. Lo que sí está claro es que ambas se necesitan mutuamente. En las buenas y en las malas, ellas mismas se estimulan, se acompañan, se apoyan y se ayudan a disciplinarse.

"Siempre supimos que solo nos teníamos la una a la otra", dijo Amy hacia el principio de la primera temporada, cuando le tocó hablar sobre la relación con su hermana. "Crecimos con mucha pobreza, nos alimentábamos en base a comida rápida, pero si no teníamos comida chatarra, la iglesia nos daba comida". A diferencia de su hermana, Amy puede caminar por sí misma sin tener que usar andadera ni silla de ruedas, por lo que pudo empezar a hacer algunos ejercicios, como nadar. Finalmente, Amy logró perder algunos kilos al cabo de unos cuantos meses.

"Antes, casi no podía ir y regresar por el camino de la entrada", explica Amy en un video, en el que sale paseando a su perro. "Ahora que he perdido peso, me resulta más fácil caminar. (...) Quiero hacer todo lo que esté a mi alcance para que me aprueben la operación", señaló. Reiteró su objetivo de seguir con su plan de dieta y perder más peso antes de su cita con el Dr. Charles Proctor, su cirujano bariátrico.

"Voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para que me aprueben la operación", insistió.

Otro factor que influyó decisivamente en la motivación de Amy fue su madre, con la que no había tenido la mejor de las relaciones. Amy dijo que su madre dudaba de que pudiera perder el peso suficiente para que la pudieran operar.

"Mi relación con mi madre siempre ha sido un poco inestable", explicó. "Ella no cree que vayamos a tener éxito. Pero estoy intentando arreglar las cosas con ella y demostrar que podemos hacerlo".

En una conversación con su madre, Amy admitió que la idea de someterse a una operación la asustaba: "No voy a mentir, tengo miedo. Nunca me han operado".

Sin embargo, al cabo de unos meses, Amy finalmente logró perder los kilos suficientes para someterse a la operación. Sin embargo, mientras esperaba en la cama del hospital la asaltaron las dudas. "Sé que parezco un bebé de tanto lloriquear, pero es que estoy muerta de miedo", reconoció sobre su experiencia. "No estoy segura de querer seguir adelante con la operación".

En el hospital, Amy no podía dejar de llorar. Entonces le dijo a su marido, Michael Halterman, que llamara a Tammy. Las dos compartieron algunas bromas y así el ánimo de Amy empezó a aligerarse. "¿Entonces lo único que tenías que hacer era llamarme y reírte?", le preguntó Tammy alegremente. "Te pondrás bien", le repitió Tammy, añadiendo: "Tenemos un buen hospital y un buen equipo. Te vas a poner bien". Después de unas cuantas palabras de ánimo de su hermana y un abrazo de su marido, Amy finalmente se sometió a la operación.

Una semana después, volvió a visitar al Dr. Proctor. Pero el médico se llevó una pequeña decepción cuando le preguntó cómo iba con su pérdida de peso.

"Tuve un par de deslices", admitió Amy. "Comí un bollo de miel y un poco de pollo, y le di unos bocados a un burrito en el desayuno". El Dr. Proctor bajó la cabeza, mostrando su descontento con el comportamiento de Amy.

"Me decepciona mucho que una semana después de tu bypass gástrico, con una parte de tu cuerpo cosida y sujeta por suturas, te atrevas a probar un bocado de comida sólida", señaló.

La conversación fue una llamada de atención para Amy, que empezó a tomarse su adicción a la comida con más seriedad. Después de tanto esfuerzo, en noviembre de 2020 el deseo de Amy se hizo realidad, cuando le dio la bienvenida a Gage, su primer hijo.

La determinación de Amy por ser madre la llevó por un camino extraordinario, pero siempre corría el riesgo de caerse si perdía la concentración. Después de tener a su primer hijo, Amy volvió a visitar al Dr. Proctor, pero el profesional no tuvo buenas noticias para ella.

"Cuando conocí a Amy, uno de sus objetivos en la vida era casarse y tener un hijo, y en ese momento eso era imposible para ella", indicó en un episodio de enero de 2022. "La cirugía no garantiza que alguien logre mantener su sobrepeso a raya, y aquí lo hemos visto", continuó. "Por lo que estoy viendo, no se ha vuelto a esforzar por su salud. Así que nos hemos estancado".

Sin embargo, Amy volvió a la carga. En febrero de 2022, a pesar de estar embarazada de su segundo hijo (que nacería en julio de ese mismo año), siguió perdiendo peso hasta alcanzar un mínimo de 113 kilos. En 2019, antes de su operación de bypass gástrico, estaba pesando 184 kilos.

"Siento que estoy perdiendo peso con este bebé, porque estoy comiendo bien. Las comidas favoritas de Gage son las habichuelas verdes, el brócoli, las coles de Bruselas y el atún", le dijo a The Sun, y añadió: "Él come sano, así que yo también. Pero tengo azúcar por aquí, por si se me baja el azúcar, porque con este bebé mi azúcar baja hasta los 40, aunque con Gage siempre estaba alta. Le pregunté a mi médico: 'Oye, ¿está bien si pierdo peso?', y me dijo que sí, con tal que el bebé lo gane".

También le dijo a The Sun que, aunque su familia no es especialmente disciplinada a la hora de comer, ella no se da tantos atracones.

"No tengo comidas fijas, simplemente como cuando tengo hambre. Con el bypass gástrico, he pasado de 184 a 113 kg. Me siento mucho mejor porque ahora puedo correr detrás de mi niño. Igual me canso, pero no tanto como cuando tenía sobrepeso".

Contó que tenía algunos antojos extraños. "Ahora tengo antojo de pepinillos y ajo en polvo", le dijo a la publicación. "Y de potstickers, que son como empanaditas chinas".

Cuando le preguntaron por qué creía que había llegado a tener tanto sobrepeso, habló de los malos hábitos alimenticios que tuvo desde la infancia.

"Comíamos muchas frituras, mucha mantequilla... Mi abuela siempre compraba lo que fuera más barato. Mi madre trabajaba mucho, así que básicamente nos crio nuestra abuela. Ella murió cuando yo tenía 10 años, así que empezamos a consumir mucha comida para llevar o cosas que pudiéramos cocinar rápido en el microondas. Y esas cosas no son muy sanas que se diga", reconoció.

"Además, teníamos un poco de depresión, porque mi abuela acababa de morir y no sabíamos cocinar. Una vez a la semana venía mi tío y nos preparaba el desayuno y pensábamos que eso era lo mejor. No sabíamos preparar la salsa", añadió Amy.

Aunque todavía no ha alcanzado su objetivo de 68 kilos, algunos cambios la han ayudado, incluido su nuevo plato favorito.

"Ensalada, lo único que me apetece es ensalada, y tiene que llevar pechuga de pollo", comentó.

"Solo quiero bajar a 68, ahora estoy en 113. No hago ejercicio, pero correr detrás (de Gage) cuenta como ejercicio; levantarlo a él es como levantar una pesa de 11 kilos".

¿No te parece increíble la pérdida de peso de Amy? ¿Te inspiró a cumplir tus propios objetivos? Déjanos tus comentarios y comparte esto con tus amigos y familiares.

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