Las fotos de la casa de la princesa Diana en el palacio de Kensington nos sacaron las lágrimas
Oct 30, 2022
La princesa Diana era admirada por su bondad y su labor humanitaria, y era universalmente querida no solo por el público británico, sino por personas de todo el mundo. Siempre fue una pionera: en su impresionante sentido de la moda, en su activismo social y en la manera amable como se relacionaba con todos los que conocía.
Diana utilizó su influencia para hacer el bien, dedicando gran parte de su tiempo a hacer campaña por causas humanitarias que mejoraban la vida de los demás. Se sentó junto a los enfermos, ayudando a romper el estigma que mucha gente tenía sobre enfermedades nuevas para entonces, como el VIH-SIDA. Por eso se la conoció como la "princesa del pueblo": era un faro de luz dentro de la familia real.
Nació en el seno de la nobleza británica, creció cerca de la familia real y al final se convirtió en parte de ella tras contraer matrimonio con el príncipe Carlos en 1981, convirtiéndose así en la princesa de Gales. El público en general se encariñó con la nueva princesa y la aceptó bastante bien. Diana y Carlos tuvieron dos hijos, el príncipe William y el príncipe Harry. Sin embargo, el matrimonio de la pareja estuvo lleno de dificultades, lo que llevó a su separación en 1992 y a su divorcio en 1996.
Como integrante de la familia real, la princesa Diana vivió en algunas casas hermosas, lujosas y tradicionales. Incluso después de separarse del príncipe Carlos se la seguía considerando parte de la familia real, aunque pasó años tratando de forjarse una vida propia, alejada de la realeza. A pesar de eso, antes de su trágica muerte en 1997, la principal residencia de Diana seguía siendo el palacio de Kensington.
La pequeña Diana nació en una familia con 500 años de historia nobiliaria. Su educación fue elegante, pero su vida no siempre fue el cuento de hadas que la gente cree. Diana nació en el seno de una familia aristocrática. De hecho, la mismísima reina Isabel asistió a la boda de sus padres. Después de que sus padres se divorciaran, se quedó viviendo mayormente con su padre, aunque según algunas publicaciones, al parecer él la dejó al cuidado de niñeras e internados. Aunque desde temprana edad mostró un agudo sentido de la moda, su sueño principal era casarse y convertirse en madre. "Cuando era niña el sueño de Diana era simplemente estar felizmente casada y tener una familia numerosa", le contó su niñera, Mary Clarke, a la CNN. El 29 de julio de 1981, su sueño empezó a hacerse realidad, cuando ella y el príncipe Carlos contrajeron matrimonio en la catedral de San Pablo, en Londres.
Según Town & Country, el vestido que Diana llevó en su boda con el ahora rey Carlos III en 1981 está valorado en unos 115.000 dólares. El vestido de tafetán marfil fue diseñado por la pareja británica conformada por David y Elizabeth Emanuel, y tiene una cola de casi 8 metros que, según Vogue, representa un récord en la historia de la familia real. El vestido generó muchas conversaciones en la época de la boda y muchos comentaristas se entusiasmaron con los intrincados detalles y el gran tamaño de la voluminosa prenda.
Diana tenía apenas 20 años cuando se casó con Carlos, que tenía 32. Aunque se conocían desde hacía varios años, más tarde Diana reveló que solo se habían visto 13 veces antes de anunciar su compromiso.
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Fue una boda grandiosa desde todo punto de vista. Ese día, 3.500 invitados colmaron la catedral de San Pablo, mientras televidentes de todo el mundo observaban la ceremonia desde sus casas. La pareja celebró una ceremonia hermosa y tradicional, e incluso se celebraron actos en toda la Mancomunidad de Naciones para que muchas más personas pudieran unirse a los románticos festejos.
Aunque la boda del actual rey Carlos III con la princesa Diana parecía muy tradicional, en realidad hubo bastantes puntos que rompieron con la tradición o establecieron nuevos récords para la época. Para empezar, Diana fue la primera novia de un heredero británico sin título real en más de 300 años.
El lugar elegido, la catedral de San Pablo, también rompía con la tradición, ya que no se había celebrado ninguna boda real allí desde 1501. La Abadía de Westminster había sido la sede de las bodas reales en los últimos siglos, pero como solo podía albergar a 2.200 invitados, Carlos y Diana optaron por la Catedral de San Pablo, que es mucho más grande, con capacidad para 3.500 personas.
Además, los votos ceremoniales de la pareja también contrariaron la tradición, ya que omitieron la palabra "obedecer". Esta omisión era cada vez más popular en las bodas de la época, pero no tenía precedentes en las bodas de la realeza. La medida acaparó los titulares de la prensa, y al parecer fue idea de Diana, aunque Carlos la apoyó plenamente. En total, se cree que unos 750 millones de personas de 74 países sintonizaron la boda real, mientras que 600.000 personas se alinearon en las calles de Londres. La BBC lo describió como "un punto álgido en la popularidad de la familia real". Sin embargo, la ceremonia de Carlos y Diana no fue la primera que se retransmitió en vivo y directo por televisión.
La boda fue perfecta, y gran parte de ese éxito se debió a que Diana se veía radiante, haciendo gala de una impecable imagen, propia de una verdadera princesa. Su emblemático vestido de novia, diseñado por Elizabeth y David Emanuel, también estableció un récord por tener una cola de más de 7 metros, la más larga entre todos los vestidos de boda reales. Este año, David le dijo a Today que la prenda fue deliberadamente diseñada con gran dramatismo, para que Diana "se viera como una princesa de cuento de hadas". Ese vestido de novia dejó una clara influencia en las tendencias nupciales de la década de 1980.
El dúo de modistas estableció una estrecha relación con otros diseñadores, que también diseñaron otras prendas para Diana e incluso sorprendieron a la princesa en ese gran día, revelando que habían cosido una herradura con diamantes en la cintura del vestido solo para que le diera buena suerte. El año pasado, David le hizo una confesión a Hello!:
"Solo se lo dijimos el mismo día de la boda. No sabía lo de la herradura de la buena suerte y se sintió muy emocionada. Era un toque tradicional".
Una boda tan pomposa tenía que tener un pastel suficientemente grande, y ciertamente el pastel de bodas no decepcionó a nadie. Se hicieron un total de 27 pasteles, incluido un duplicado de la tarta principal, de metro y medio de altura, por si ocurría algún accidente. Treinta y tres años después de la boda, un trozo de la tarta se vendió en una subasta por unos 1.375 dólares, todavía en la caja original en la que se le entregó a los invitados.
Puede que la boda entre Carlos y Diana fuera perfecta, pero una boda de cuento de hadas no está exenta de un precio elevado, mucho menos si tenemos en cuenta los altos dispositivos de seguridad que se tuvieron que aplicar. Según Business Insider, la boda costó la friolera de 48 millones de dólares, que hoy en día representan unos 110 millones, haciendo el ajuste por la inflación.
Pocos años después de aquel bello espectáculo nupcial, la princesa Diana dio a luz al príncipe William, en junio de 1982. Dos años después nació el príncipe Harry, en septiembre de 1984.
Mientras criaban a sus dos hijos, Carlos y Diana residieron en los apartamentos ocho y nueve del palacio de Kensington, en Londres. Según la revista Hello, Diana contrató a Dudley Poplak, que convirtió tres pisos del palacio en una magnífica casa familiar. Cuando no estaban viviendo en el palacio, se escapaban a Highgrove House. Lamentablemente, la pareja se divorció en agosto de 1996. Pero tras el divorcio, Diana seguía siendo considerada como parte de la familia. Según Express, la princesa era "considerada como un miembro de la familia real". Sin embargo, el divorcio causó grandes turbulencias dentro de la propia familia de Diana.
Al principio, el actual rey Carlos III y Diana se separaron en 1992. Después de que Diana y Carlos se divorciaran formalmente, en 1996, la princesa decidió cambiar de aires, lo que supuso otro contratiempo en la relación con su madre, que ya estaba bastante resentida.
Paul Burrell, exmayordomo de Diana, le dijo al Mirror que las conversaciones entre la princesa y su madre no eran las mejores. "Básicamente eran ataques personales, llenos de odio hacia los hombres y sus creencias religiosas".
Durante su comparecencia ante un tribunal, cuando fue acusado de robo de varios objetos pertenecientes a la fallecida Diana, el mayordomo se vio obligado a sincerarse, y señaló: "La señora le dijo a Diana que se estaba metiendo con 'mald***s hombres musulmanes', la avergonzó y le dijo cosas muy desagradables".
El mayordomo dijo que, después de esa llamada, Diana juró que no volvería a hablar con su madre. "Esas palabras fueron proféticas y tristes, porque se cumplieron. Su madre tendrá que vivir con esa carga de conciencia por el resto de su vida", destacó Burrell.
Según Express, como se la seguía considerando un miembro de la familia real, Diana podía seguir viviendo en los domicilios reales. Desde 1981 estuvo viviendo en el palacio de Kensington, año en que se casó con el príncipe Carlos. Y no es de extrañar que se sintiera tan a gusto en ese lugar. Ahí fue donde crio a sus dos hijos, creando toda una vida entre los muros del palacio.
Pero cuando decidió quedarse dentro del palacio, la princesa le hizo bastantes cambios. A partir de 1996 y hasta un año después, en 1997, estuvo realizando importantes reformas y actualizaciones en la vivienda. No solo la actualizó, sino que también hizo cambios en la cantidad de personal que mantenía. Redujo su personal a una cocinera, una limpiadora y una modista. También redujo los miembros de su seguridad privada cuando asistía a actos públicos, de modo que solo fuesen escoltas policiales.
Antes de la trágica muerte de Diana, Burrell compartió que ella pasaba muchas horas en su casa y en su estudio. Según Express, describió sus largas horas en el estudio como el tiempo que pasaba en "su fortaleza".
Sus dos hijos, que iban a un internado, disfrutaban regresando al palacio de Kensington los fines de semana para pasar tiempo con ella. Así fue hasta su muerte, hace 25 años, el 31 de agosto de 1997. Diana falleció a causa de las heridas que sufrió en un accidente automovilístico, en un túnel de París (Francia), lo que provocó la frenética atención de los medios de comunicación y el luto de muchas personas en todo el mundo. Fue enterrada el 6 de septiembre de 1997. Su prematura muerte ha sido tema de conversación durante muchos años, ya que la gente ha seguido poniendo de su parte para darle continuidad al legado de la difunta princesa.
Tras su muerte, su hermano, Lord Charles Spencer, afirmó: "Diana merece un lugar en la historia". Pronunció esas palabras en el documental "La historia de Diana". "Era una persona especial, no solo era hermosa".
A lo largo de los años que transcurrieron tras el fallecimiento de Diana, muchos miembros de la familia real extendieron sus sentidas palabras por la ausencia de la difunta princesa. Su hijo mayor, el príncipe William, habló sobre todos los momentos que no pudo compartir con su madre. "Me hubiera gustado recibir sus consejos", le dijo a la revista británica GQ en 2017. "Me hubiera gustado que conociera a Catherine, y que viera crecer a los niños. Me entristece que no esté aquí, que nunca la puedan conocer".
En 2016, Harry declaró lo siguiente: "Espero que esté mirando (a nuestra familia) con lágrimas en los ojos, sintiéndose increíblemente orgullosa de lo que hemos forjado. Estoy seguro de que está deseando que tenga hijos, para poder ser abuela... pero espero que todo lo que hagamos, tanto oficialmente como en privado, la llene de orgullo".
El 1 de julio de 2021, William y Harry se reunieron en el palacio de Kensington para develar una estatua de su madre, en el que hubiera sido su cumpleaños número 60. La estatua oficial de Diana, princesa de Gales, se encuentra en el Jardín Hundido del palacio de Kensington, un lugar que, según se dice, era su favorito de todo el recinto. En 2017, la BBC también informó que la estatua tenía mucho sentido, teniendo en cuenta que Diana había sido la esposa de un futuro rey (el actual rey Carlos III) y la madre de otro (el príncipe William).
La cultura británica se ha visto increíblemente afectada por el trabajo que hizo Diana cuando estaba viva. William y Harry no han permitido que el legado de su madre se olvide o pase desapercibido. "Haremos todo lo que podamos para asegurarnos de que nunca quede en el olvido, y para darle continuidad a todos los talentos que tenía y que representó en vida", señaló Harry. "Espero que muchos de los talentos de mi madre se reflejen en el trabajo que hago".
Desde su fallecimiento en 1997, Diana ha seguido apareciendo en los titulares alrededor del mundo. La difunta princesa también fue homenajeada de otras maneras, coincidiendo con lo que hubiera sido su histórico cumpleaños número 60, en julio de 2021. Su emblemático vestido de novia, diseñado por David y Elizabeth Emmanuel, fue expuesto en el palacio de Kensington, según BBC News. El vestido era solo una parte de una exposición más amplia, que incluía reliquias y objetos reales, pero se le había dado importancia como pieza central de la exposición.
Además de su estatua, el legado de la princesa Diana también protagonizó una exposición en 2021, dedicada a su figura y a su vestido de novia original. De acuerdo con las fuentes de Vanity Fair, la exposición incluyó muchas más piezas de moda icónicas, e incluso algunas que nunca antes estuvieron abiertas al público.
Los seres queridos de Diana no han dejado de difundir su mensaje y su legado en todo el mundo, y su influencia también ha dejado una huella imperecedera en la cultura pop. Aunque han pasado 25 años desde su trágico fallecimiento, el recuerdo de Diana siempre está presente, y seguramente seguirá inspirando a mucha gente, por muchos años.
¿Qué opinas de que la princesa Diana siguiera viviendo en el palacio real, incluso después de su divorcio? ¿Tú te hubieras quedado allí? Si te ha parecido interesante este artículo, ¡reenvíaselo a tus amigos y familiares!