Hacer cosquillas a los niños podría ser perjudicial, y resulta que no sabemos mucho sobre ello

Jul 02, 2019

Los padres pueden pensar que hacerles cosquillas a los niños es tan solo una forma de jugar con ellos, pero los estudios demuestran que el acto de reír o sonreír cuando están emocionados no significa necesariamente que sea agradable o divertido.

Un estudio publicado en 2005 por Psychology Press mostró que solo el 32% de los participantes disfrutaban de las cosquillas, mientras que el 36% no disfrutaba de ellas y el 32% restante manifestó que estas le provocaban sentimientos mezclados.

El estudio tenía como objetivo definir si las sonrisas y risas asociadas con el cosquilleo implican una reacción positiva ante el mismo, o si simplemente son un acto reflejo.

Afirmó que la creencia de que sonreír como reacción a las cosquillas tiene que ver con la diversión se basa en la suposición de que es la misma sonrisa que ocurre durante el humor. Es importante hacer esta distinción, ya que la sonrisa también puede ocurrir cuando uno experimenta otras emociones.

Otros estudios también han intentado explicar esto; un estudio en particular realizado por la Universidad de California en 1997, afirmaba:

"La respuesta externa de una persona a las cosquillas se parece a la risa que provocan la comedia y las bromas. ¿Es similar, también, la experiencia interna? Probablemente no. La mayoría de las personas encuentran que la risa humorística es agradable; por el contrario, afirman que no les gusta mucho que les hagan cosquillas, y pocos adultos buscarán esta situación. No hay duda de que las cosquillas prolongadas pueden ser extremadamente desagradables. Se dice que los guerreros medievales, a veces, torturaban a las víctimas hasta la muerte haciéndoles cosquillas despiadadas".

Aunque el cosquilleo se asocia con la diversión, en realidad se usaba como medio de tortura en el pasado. Según el Huffington Post, fue el método preferido durante la dinastía Han, ya que causa una gran cantidad de sufrimiento sin dejar marcas ni cicatrices. Una práctica similar ocurriría durante el Imperio Romano, donde los delincuentes eran atados y sus pies cubiertos de sal, que luego serían lamidos por las cabras. Incluso los nazis lo hicieron, usando plumas para hacer cosquillas a sus víctimas.

Vernon R. Wiehe, de la Universidad de Kentucky, publicó una extensa investigación sobre el abuso entre hermanos y descubrió que los adultos, a menudo, afirmaban que las cosquillas eran una forma de abuso físico.

Esto podría deberse a que la víctima no puede detener al perpetrador del acto. A menudo, aunque la parte que recibe las cosquillas le dice explícitamente al perpetrador que se detenga, este no hace caso a dicha petición.

En 2017, Alison Thewliss, miembro del Parlamento del Reino Unido, declaró que los padres deben dejar de hacer cosquillas a sus hijos cuando estos les piden que dejen de hacerlo. Su argumento fue que al hacerlo, los padres pueden enseñar a sus hijos sobre el consentimiento desde una edad temprana.

Russell Brand también había declarado que encuentra dañino el hacer cosquillas a los niños, llegando incluso a decir que "pegaría a cualquiera que intentara hacer cosquillas a una de sus hijas". Describió el cosquilleo como "un intento de subvertir la autonomía corporal del niño, de quitarle el derecho a su propio espacio y a la paz".

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