Buzos encuentran a un sobreviviente en un bote que llevaba tres días hundido en el fondo del mar

Abr 19, 2021

Desde que los seres humanos empezaron a navegar por los mares, los naufragios han sido una terrible consecuencia que de vez en cuando ocurre. Aunque la mayoría de la gente piensa en naufragios de gran escala, como el del Titanic, también es posible que barcos más pequeños acaben hundiéndose. Y algunas historias de naufragios son incluso más extrañas de lo que podemos imaginar.

Por desgracia, en mayo de 2013, frente a la costa nigeriana, un remolcador llamado Jascon-4 estaba ayudando a estabilizar un petrolero cuando acabó volcándose en medio de una tormenta. El barco empezó a hundirse con toda la tripulación a bordo. Ya que muchos de los miembros de la tripulación estaban dentro de sus habitaciones, se redujeron las posibilidades de sobrevivir. Sin embargo, Harrison Okene, el cocinero del remolcador, estaba en el baño cuando el barco se volcó.

En un golpe de pura suerte, Okene encontró el camino hacia una burbuja de aire que se había formado en el despacho del maquinista. Allí consiguió mantenerse elevado fuera del agua para no sucumbir a la hipotermia, y esperó.

Entonces, tres días después, milagrosamente un grupo de buzos que buscaban cadáveres en el naufragio encontraron vivo a Okene. Le dieron agua y pudieron sacarlo del barco sano y salvo, antes de llevarlo a una cámara de descompresión y finalmente llevarlo a la superficie.

La historia de cómo Okene sobrevivió es realmente increíble. No solo es un milagro que se encontrara en el lugar en el que estaba, sino que su perseverancia durante más de sesenta horas bajo el agua demostró su fortaleza mental y física. Echemos un vistazo a su increíble historia.

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Era el 26 de mayo de 2013, cuando el remolcador Jascon-4 intentaba estabilizar un petrolero en el golfo de Guinea, en el océano Atlántico. El lugar estaba a unos 32 kilómetros de la costa de Nigeria, y las condiciones meteorológicas no parecían buenas. De un momento a otro, el fuerte oleaje debido al mal tiempo hizo que el remolcador se volcara con todos sus tripulantes dentro.

Cuando el barco se hundió en el fondo del océano, la tripulación, que en su mayoría se había encerrado en sus habitaciones, no tenía casi ninguna posibilidad de sobrevivir. Sin embargo, un miembro de la tripulación llamado Harrison Okene, que era el cocinero del remolcador, estaba en el baño cuando el barco se volcó.

Al poco tiempo, el barco aterrizó boca abajo en el fondo del mar, a 30 metros de profundidad. Once de los miembros de la tripulación perecieron, pero Okene consiguió abrirse camino en la oscuridad total hasta el despacho del maquinista, donde milagrosamente se había formado una burbuja de aire. El espacio tenía un metro y diez centímetros de altura y contaba con suficiente aire para mantenerlo con vida.

Okene utilizó su instinto de supervivencia para construir una plataforma improvisada con un colchón y otros materiales, de modo que la parte superior de su cuerpo quedara por encima del agua y, por tanto, ayudara a reducir la pérdida de calor. También logró encontrar una botella de Coca-Cola y un chaleco salvavidas con dos linternas. Y luego esperó, con la esperanza de que se produjera un milagro.

Poco tiempo después Okene oyó ruidos, pero en lugar de ser un equipo de rescate, se dio cuenta de que eran tiburones, algo que sin duda habrá sido un momento aterrador para este hombre. A pesar de tener esperanzas, las perspectivas para Okene no eran buenas.

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Había transcurrido un largo periodo (60 horas y 30 minutos para ser exactos) y para ese momento, Okene había asumido lo peor y casi había perdido la esperanza. Pero entonces volvió a oír sonidos que procedían del agua. No obstante, esta vez no se parecían a los que había oído antes. Así que se arriesgó y metió la mano bajo el agua, y para su sorpresa, ¡era un buzo!

Tres buzos sudafricanos, Nicolaas van Heerden, Darryl Oosthuizen y Andre Erasmus, habían acudido a los restos del naufragio para investigar la escena y recuperar los cuerpos. ¡Pero lo que probablemente no esperaban encontrar era un sobreviviente!

En las imágenes del video que se hizo viral, pues ha logrado más de 2,3 millones de reproducciones en YouTube, se ve a uno de los buzos encontrando a Okene. Se muestra cómo se gana su confianza al preguntarle su nombre y hacerle otras preguntas. Claramente conmocionado, Okene estaba increíblemente feliz de que los buzos lo hubieran encontrado, aunque quizás también pensó que estaba alucinando.

Sin dudarlo, los buzos le colocaron un casco de buceo y lo trasladaron a una campana de buceo para prepararlo para llevarlo a la superficie y hacer la descompresión. Ya que cuando llegaron era de noche, Okene creyó que había pasado todo el día bajo el agua. Quedó sorprendido al enterarse de que había sobrevivido sesenta horas allí abajo.

La historia de Okene es un milagro en el sentido de que termina bien, pero en casi cualquier otra versión de los hechos, es probable que no hubiera sobrevivido. Aunque vivió para contarlo, su calvario fue duro y sin duda es una experiencia que no olvidará en muchísimo tiempo.

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