5 señales de que ¡te preocupas demasiado
Ene 16, 2019
La bondad y la compasión nunca pueden ser algo malo. De hecho, el mundo es mejor gracias a estas cualidades. Vivimos en una época en la que es muy fácil ser egoísta y muy difícil mantenerse lleno de compasión y cariño o empatía. Sin embargo, ¿es posible que nos preocupemos demasiado por todo? Por supuesto que sí. Es posible preocuparse a costa de tu propia felicidad e incluso puede llegar a ser algo autodestructivo.
Aquí tienes cinco señales de que te preocupas demasiado:
1. Los demás se aprovechan de tu amabilidad
Cuando antepongas las necesidades de otras personas a las tuyas propias, esas personas lo notarán. Incluso sin malicia en ello, pueden que hasta lo esperen. Puede que te sientas en la obligación de dar y dar. ¿Esto te suena familiar? Es vital que encuentres un equilibrio entre tu compasión hacia los demás y aquello que es mejor para ti. Si te sientes cansado o abrumado o simplemente no estás de acuerdo con algo, está bien decir que no.
Decir que no no te convierte en una persona indiferente. Si no haces valer tu bienestar y tus opiniones, hasta las personas más bien intencionadas se van a aprovechar de ti. Es la naturaleza humana. Oblígate a poner a tu propia persona por encima de todo. Nadie más puede hacerlo, y cuando encuentres ese equilibrio, tu bondad y tu compasión pueden tener un efecto aún mayor en el mundo.
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2. Tu miedo al rechazo te hace acallar tu voz
¿Eres una persona que siempre quiere agradar a los demás? Este comportamiento se establece, a menudo, durante los primeros años de vida. Se cree que son los padres los causantes de esta actitud, fomentando la obediencia pero desalentando la asertividad de los pequeños. Un niño puede, inconscientemente, percibir el ser asertivo como una amenaza. Para obtener el amor que necesitan, tienen que complacer a los demás aunque eso luego les pase factura. Temen ser regañados o, peor aún, ser rechazados.
Como adultos, este comportamiento aprendido puede manifestarse de varias formas. Puede que te dejes llevar por los demás para evitar confrontaciones. A menudo, hará que te preocupes demasiado por lo que piensan los demás. Ten en cuenta que las personas importantes de tu vida te seguirán queriendo aunque tus opiniones difieran de las de ellos. Incluso les gustará este aspecto sobre ti. Después de todo, ¡en la variedad está el gusto! Cada uno es responsable de sus propias reacciones. Tú no eres responsable de sus maneras de reaccionar y nunca deberías serlo, pues acabas pagando el precio de tu propio bienestar.
3. Pones las necesidades de los demás por encima de las tuyas propias
Este puede ser el aspecto más agotador y desalentador para la gente muy compasiva. Este punto está relacionado con el primero que hemos expuesto, pero este trata más de ti y menos sobre los demás. Se espera que una madre anteponga las necesidades de sus hijos a las suyas propias, pero si estás haciendo esto por los demás miembros de la familia, amigos e incluso por conocidos, entonces algo anda mal.
¿Es posible que ser una persona amable y cariñosa sea una maldición y una bendición al mismo tiempo? Es malo para tu salud mental y tu bienestar general. Establece límites claros y hazles saber a las personas que están cruzando una línea roja. Lo más importante es que no cruces esa línea tú mismo. A veces, cuando algo realmente importa, claro que tienes que preocuparte, pero como regla general, necesitas establecer límites propios en las relaciones, límites que no deberías cruzar.
4. No practicas el amor propio
Un gran problema derivado de cuidar demasiado a los demás es que no dispones del tiempo y de la energía para cuidarte a ti mismo. Todos necesitamos amor, y hay algunas cosas que solo podemos obtener de nosotros mismos. Necesitas hacer un esfuerzo consciente para sacar tiempo para cuidar de tu propia persona. No lo planifiques de manera ambigua. Pon una nota en tu agenda y solo rompe tu cita con tu amor propio en caso de emergencia. Este tipo de cuidado hacia tu propia persona es una gran manera de aliviar el estrés y evitar la depresión. Como dicen estas palabras parafraseadas del gran Buda, tú más que nadie mereces tu propio amor y tu propio cariño.
5. Eres un imán para la gente necesitada
Esta es una señal reveladora de que te preocupas demasiado por los demás y no lo suficiente por ti. Las personas que dan demasiada atención están destinadas a atraer a aquellas que necesitan demasiada atención. Hasta cierto punto, esto también puede deberse a que eres egoísta. Te hace sentir bien, pero los beneficios de ello son efímeros. Una de las cosas más difíciles de lograr para mejorar tu estado de bienestar es redefinir las relaciones personales existentes.
Aunque a veces pueda ser una evolución difícil, es vital llegar a convertirse en un individuo autosuficiente y asertivo y que no necesite de otro para ser feliz. Si puedes hacer esto sin dejar de tener un corazón bondadoso, vas avanzando por el camino de la plenitud.
¿Eres alguien que se preocupa por todo demasiado? Dinos qué ideas tienes para traer más amor propio a tu vida y asegúrate de compartir este artículo con cualquiera que esté anteponiendo las necesidades de los demás a las suyas. Todos merecemos un poco de amor y de afecto.